Un convicto chileno, ayudante de cocina en la cárcel donde estaba recluido, escapó el domingo del recinto escondiéndose en sacos de patatas y tomates y, según una hipótesis que no descartan las autoridades, con ayuda del personal lo que le permitió culminar esta cinematográfica fuga.
Después de haber dado de comer al resto de los reclusos, Raúl Dinamarca Berríos recibió los sacos de verduras con los que prepararía la comida de la próxima jornada y firmó el recibo correspondiente. Al día siguiente, los guardias constataron que el ayudante de cocina no estaba en su módulo.
Las autoridades presumen que Dinamarca se habría escondido en un doble fondo y subido en el vehículo que transporta los ingredientes, atravesando los perímetros de seguridad para finalmente escapar.
La comandante Jacqueline Maldonado explicó a los medios locales que hubo un fallo en los controles de seguridad pero que "no se ha descartado la colaboración de personal del recinto".
Dinamarca estaba condenado hasta 2015 por robo con intimidación en el Complejo Penitenciario de Rancagua, a unos 80 kilómetros de Santiago.
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