Seguida con una inmensa expectación, en 1995 la filmación fue emitida por las televisiones de 32 países y pronto saltó la controversia. Ante la imposibilidad de distinguir a primera vista si aquello era una ficción, afamados forenses, profesionales en la creación de efectos especiales y directores de cine fueron dando su opinión en diversas tertulias, y llegaron a la conclusión de que el vídeo era una elaborada y cuidada simulación.
La presión hizo que en abril de 2006 Santilli reconociera que filmó la cinta en un apartamento londinense y que utilizó dos muñecos rellenos de vísceras animales. Adujo para justificarse que se había inspirado en la autopsia real de un alienígena, a la que él asistió en 1992.
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